Dentro de nuestro errante destino en la búsqueda de una nueva kábila, este año la encontramos en una casa de la calle Benito Pérez Galdos.
Recordaremos que se traba-jo como "negros" para ade-centarla lo mejor posible, pero a su vez batimos to-dos los records de perma-nencia, pues el dueño, en la mañana del martes (último día) vino a pedirnos la llave.
Tuvimos muchas más sorpre-sas, unas buenas y otras no tan buenas. Una buena fue que este año comenzó la escalada de festeros que vinieron este y en los años sucesivos, fuimos un total de 77.
Y para contarlo todo, conta-remos que el día de San Vi-cente, que nuestros Capita-nes nos invitaban a comer, nos olvidamos de ellos y los dejamos sin comida cuando vinieron a la kábila despues de la misa.
Pero para follón gordo, fue cuando a uno de nuestros festeros que fue herido sentimentalmente a una declaración de amor, amenazó con suici-darse al querer tirarse del tejado de la kábila, vino la`policia, la guardia civil, en fin, un episodio para olvidar.